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Pequeños placeres traductoriles: el té

Publicado el 04/11/2015

Nuestro artículo sobre una de las bebidas preferidas de los traductores, el café, hizo que algunos de los amables huéspedes de esta nuestra casa de la Traducción no se sintieran representados. Así que aquí van unas palabras para el té, distinguido brebaje también muy valorado en nuestra agencia.

Valorado pero también controvertido, pues infinitas son las maneras de beber el té e infinitos son los sabores. ¿Y a ti cómo te gusta?

No hay dos países que lo preparen de igual manera. En Nepal, por ejemplo, ponen el té, la leche y el azúcar en agua fría y lo calientan todo junto después; en el Tíbet, cambian la leche por la mantequilla ¡y el azúcar por la sal! Y sin irnos tan lejos, en Gran Bretaña gustan del té negro con una nube de leche, mientras que en Francia y en España nos gusta más explorar con los sabores (uno de los que más me ha llamado la atención últimamente: cheesecake de fresa).

Cada uno con sus gustos pero, como de costumbre, ya se han encargado los científicos de darnos la clave sobre el mejor té y la mejor manera de consumirlo. A saber: mejor té verde o té negro y sin leche, porque la leche inhibe los efectos benéficos del té.

Aquí, en la Casa de la Traducción, no hacemos ceremonias del té pero cada uno tiene su manera particular de disfrutarlo frente a la pantalla del ordenador.

¡Un saludo desde Burdeos!

El equipo de Peter Hancock y Garry Hutton

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